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Fue en la víspera de la fiesta de los mártires norteamericanos, el 25 de septiembre de 1956, cuando Nuestra Señora se le apareció a la Hna. Mildred Mary Neuzil durante una Hora Santa privada en la capilla de Kneipp Springs en Rome City, Indiana. En 1938, la Hna. Mildred comenzó a tener experiencias espirituales. Ella pensó poco en ellas, suponiendo que todas las religiosas las tenían. Al aumentar en los siguientes diez años, decidió llevarlas a su confesor, quien le advirtió de una posible imaginación hiperactiva. Como estas visitas adquirieron la naturaleza de un programa específico de devoción a María que la Hna. Mildred debía propagar, entonces se dirigió a su obispo, Paul F. Leibold, como Nuestra Señora le había indicado. Monseñor Leibold, más tarde arzobispo de la archidiócesis de Cincinnati, Ohio, sería su director espiritual desde 1940 hasta 1972, año en que falleció prematuramente a causa de un aneurisma. El Arzobispo Leibold estaba tan convencido de la autenticidad de este mensaje que aprobó el Diario de la Hna. Mildred y puso su imprimatur en el boceto de la medalla que Nuestra Señora había pedido a la Hna. Mildred que se acuñara, una medalla que llevaría la imagen de Nuestra Señora de América en el anverso y el símbolo de la Familia Cristiana y la Santísima Trinidad en el reverso.

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Fue en la víspera de la fiesta de los mártires norteamericanos, el 25 de septiembre de 1956, cuando Nuestra Señora se apareció a la hermana María Efrén.  Nuestra Señora prometió que se concederían milagros mayores que los concedidos en Lourdes y Fátima aquí en América, en los Estados Unidos en particular, si hacemos lo que Ella desea.
“Mi querida hija, lo que voy a decirte se refiere de manera particular a mis hijos de América. A menos que hagan penitencia por medio de la mortificación y la abnegación y reformen así sus vidas, Dios los visitará con castigos hasta ahora desconocidos para ellos.
“Hija mía, habrá paz, como se ha prometido, pero no hasta que mis hijos sean purificados y limpiados de la contaminación, y revestidos así con la blanca vestidura de la gracia, se preparen para recibir esta paz, tan largamente prometida y tanto tiempo retenida a causa de los pecados de los hombres.

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Nuestra Señora prometió que mayores milagros que los concedidos en Lourdes y Fátima serían concedidos aquí en América, en los Estados Unidos en particular, si hacemos lo que Ella desea. La hermana Mary Ephrem afirmó que Nuestra Señora se llamó a sí misma Nuestra Señora de América en respuesta al amor y al deseo que alcanzó este título especial en los corazones de sus hijos en América. Por ejemplo, Nuestra Señora habló repetidamente con aprobación sobre el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington D.C. Este título es un signo de la complacencia de Nuestra Señora en la devoción de sus hijos de América hacia Ella, y esta visita es una respuesta al anhelo, consciente o inconsciente, en los corazones de sus hijos en los Estados Unidos.    De los mensajes a la Hna. Mary Ephrem:
“Son los Estados Unidos los que deben llevar al mundo a la paz, la paz de Cristo, la paz que Él trajo consigo desde el cielo”, citó la hermana Mary Ephrem a la Virgen. “Queridos hijos, si los Estados Unidos no aceptan y cumplen fielmente el mandato que les ha dado el cielo de conducir al mundo a la paz, sobrevendrá sobre ellos y sobre todas las naciones un gran estrago de guerra y de increíbles sufrimientos. Sin embargo, si los Estados Unidos son fieles a este mandato del cielo y, sin embargo, fracasan en la búsqueda de la paz porque el resto del mundo no acepta o no coopera, entonces los Estados Unidos no cargarán con el castigo que está a punto de caer.”

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Los resultados arrojaron una luz positiva sobre la Hna. Mary Ephrem, la devoción, los frutos y el lugar en la ciudad de Roma – Kneipp Springs.    Sin embargo, la comisión no pudo autentificar que el origen de la devoción sea de naturaleza sobrenatural. Sin embargo, se permite que la devoción continúe como una devoción privada de los fieles.
Con respecto a este sitio web: Cualquier referencia a apariciones u otras afirmaciones sobrenaturales de la Hna. María Efrén, o cualquier publicación en el blog y los comentarios que se refieran a la misma deben entenderse como supuestos. Además, cualquier referencia a Nuestra Señora de América debe entenderse como Nuestra Señora, La Virgen Inmaculada, Patrona de América.
Fue en la víspera de la fiesta de los mártires norteamericanos, el 25 de septiembre de 1956, cuando Nuestra Señora se apareció a la Hermana Mary Ephrem.    A partir de 1938, la Hermana comenzó a tener lo que parecían experiencias espirituales místicas. No les dio mucha importancia, pues suponía que todas las religiosas las tenían. Cuando estas visitas adquirieron la naturaleza de un programa específico de devoción a María que la Hermana debía propagar, se dirigió a Monseñor Paul F. Leibold. Monseñor Leibold, más tarde arzobispo de la archidiócesis de Cincinnati (Ohio), sería su director espiritual durante muchos años, hasta 1972, cuando murió repentinamente a causa de un aneurisma. El Arzobispo Leibold estaba tan convencido de la autenticidad de este mensaje que aprobó los escritos de la Hermana y puso su imprimatur en el diseño de la medalla. La Virgen había pedido a la Hermana que hiciera acuñar una medalla que llevara la imagen de Nuestra Señora de América en el anverso y el símbolo de la Familia Cristiana y la Santísima Trinidad en el reverso.